...la Biblia de Jerusalén
I Timoteo 3, 4-9
4 que gobierne bien su propia casa y mantenga sumisos a sus hijos con
toda dignidad;
5 pues si alguno no es capaz de gobernar su propia casa, ¿cómo podrá
cuidar de la Iglesia de Dios?
6 Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la
misma condenación del Diablo.
7 Es necesario también que tenga buena fama entre los de fuera, para
que no caiga en descrédito y en las redes del Diablo.
8 También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber
mucho vino ni a negocios sucios;
9 que guarden el Misterio de la fe con una conciencia pura.